Estar frente a un plato de Charquicán hecho por esta gran representante de la cocina chilena es un momento para atesorar. Luego de las horas de cocción de sus ingredientes, con todos los sabores integrados, lo sirve sobre un plato de greda y le agrega un huevo frito. Desde ese momento comienza la alquimia de sabores y sensaciones; la yema esparciéndose sobre el charquicán, los aromas, las texturas, las especias… imposibles de olvidar.
Hacer el charqui como lo relata María Angélica es una tradición familiar que debe realizarse en verano; el primer paso es hacer tiras de la carne para luego salarla y colocarle orégano. Una vez listo este proceso se coloca al sol hasta que la carne esté completamente seca y se guarda en una caja entre láminas de papeles. Cuando se va a usar, se toma la “trola” de charqui, se hidrata, se tuesta en una parrilla y se tritura en un mortero.
El Rancho Campesino funciona con un gran esfuerzo familiar. Su hijo Wilfredo fue quien hizo los mesones y en familia lo ambientaron. Sus hijas le ayudan a cocinar y con la atención al público. Miriam hace el pan amasado, las sopaipillas y empanadas; mientras que Viviana se encarga de atender a la gente y ayudar a preparar las ensaladas. Sus hijos Wilfredo y Julio también ayudan con la atención junto a su nuera Carolina.
Chepita también tiene un lado dulce que gusta a muchos, elabora deliciosas mermeladas hechas con frutas que se dan en los árboles y del huerto de su casa, como guindas, peras, duraznos, damascos, frutillas, frambuesas, moras y maqui que cosecha en el cerro. María Angélica además hace un manjar exquisito con leche que le provee su cuñada, según ella el secreto para hacer un buen manjar está en la leche, siempre debe ser natural.
Estar frente a un plato de Charquicán hecho por esta gran representante de la cocina chilena es un momento para atesorar. Luego de las horas de cocción de sus ingredientes, con todos los sabores integrados, lo sirve sobre un plato de greda y le agrega un huevo frito. Desde ese momento comienza la alquimia de sabores y sensaciones; la yema esparciéndose sobre el charquicán, los aromas, las texturas, las especias… imposibles de olvidar.
Hacer el charqui como lo relata María Angélica es una tradición familiar que debe realizarse en verano; el primer paso es hacer tiras de la carne para luego salarla y colocarle orégano. Una vez listo este proceso se coloca al sol hasta que la carne esté completamente seca y se guarda en una caja entre láminas de papeles. Cuando se va a usar, se toma la “trola” de charqui, se hidrata, se tuesta en una parrilla y se tritura en un mortero.
El Rancho Campesino funciona con un gran esfuerzo familiar. Su hijo Wilfredo fue quien hizo los mesones y en familia lo ambientaron. Sus hijas le ayudan a cocinar y con la atención al público. Miriam hace el pan amasado, las sopaipillas y empanadas; mientras que Viviana se encarga de atender a la gente y ayudar a preparar las ensaladas. Sus hijos Wilfredo y Julio también ayudan con la atención junto a su nuera Carolina.
Chepita también tiene un lado dulce que gusta a muchos, elabora deliciosas mermeladas hechas con frutas que se dan en los árboles y del huerto de su casa, como guindas, peras, duraznos, damascos, frutillas, frambuesas, moras y maqui que cosecha en el cerro. María Angélica además hace un manjar exquisito con leche que le provee su cuñada, según ella el secreto para hacer un buen manjar está en la leche, siempre debe ser natural.
Estar frente a un plato de Charquicán hecho por esta gran representante de la cocina chilena es un momento para atesorar. Luego de las horas de cocción de sus ingredientes, con todos los sabores integrados, lo sirve sobre un plato de greda y le agrega un huevo frito. Desde ese momento comienza la alquimia de sabores y sensaciones; la yema esparciéndose sobre el charquicán, los aromas, las texturas, las especias… imposibles de olvidar.
Hacer el charqui como lo relata María Angélica es una tradición familiar que debe realizarse en verano; el primer paso es hacer tiras de la carne para luego salarla y colocarle orégano. Una vez listo este proceso se coloca al sol hasta que la carne esté completamente seca y se guarda en una caja entre láminas de papeles. Cuando se va a usar, se toma la “trola” de charqui, se hidrata, se tuesta en una parrilla y se tritura en un mortero.
El Rancho Campesino funciona con un gran esfuerzo familiar. Su hijo Wilfredo fue quien hizo los mesones y en familia lo ambientaron. Sus hijas le ayudan a cocinar y con la atención al público. Miriam hace el pan amasado, las sopaipillas y empanadas; mientras que Viviana se encarga de atender a la gente y ayudar a preparar las ensaladas. Sus hijos Wilfredo y Julio también ayudan con la atención junto a su nuera Carolina.
Chepita también tiene un lado dulce que gusta a muchos, elabora deliciosas mermeladas hechas con frutas que se dan en los árboles y del huerto de su casa, como guindas, peras, duraznos, damascos, frutillas, frambuesas, moras y maqui que cosecha en el cerro. María Angélica además hace un manjar exquisito con leche que le provee su cuñada, según ella el secreto para hacer un buen manjar está en la leche, siempre debe ser natural.