Crecí con mermeladas, tenemos dos pailas de cobre, como las que tenía mi mamá. Todas las mermeladas las hacemos en estas pailas y ese es parte de nuestros secretos. Cada una es para 8 kilos de pulpa aproximadamente. Pero no pueden ser muy grandes ya que la cocción es a leña, ¡sólo a leña! y esta tiene un inconveniente, porque hay menos control de la ebullición de la fruta. Hay que estar atentos, por eso el trabajo es grande, pero con cariño.
Desde que comenzamos a hacer mermeladas, allá por los años 90 las hemos hecho a leña, mi marido iba al cerro a buscar. En los veranos yo lo acompaño; con calor cosechamos las moras de sus grandes matas, buscamos leña y nos preparamos con todo lo necesario para hacerlas. En los veranos, cuando lo acompaño, son unas vacaciones para mí, el caminar, la recolección, es parte de este trabajo, me relaja y la naturaleza me renueva para seguir.
Comenzamos haciendo dulce de membrillo y es lo que más cuesta hacer, a diferencia de las mermeladas, su cocción a leña es más compleja. El membrillo es más espeso que las otras frutas y si no se “rema” constantemente se pega o se quema. Cuando se cuece el membrillo yo lo saco altiro, así no queda tan oscuro. Con esa agua se hace jalea de membrillo, la que se vende de inmediato, por lo delicioso de su aporte y a las comidas.
El cobre es un elemento identitario de Chile, siendo muy utilizado en el periodo colonial. El cobre extraído del norte chico sirvió para generar artilugios que fueron despachando por todo el país. Con este metal se hacían alambiques, pailas, lámparas, candelabros, distintos objetos que estaban en las casas. Marcia mantiene la tradición en una tierra generosa del mineral que sustenta a muchas familias de la región para hacer sus dulces.
Crecí con mermeladas, tenemos dos pailas de cobre, como las que tenía mi mamá. Todas las mermeladas las hacemos en estas pailas y ese es parte de nuestros secretos. Cada una es para 8 kilos de pulpa aproximadamente. Pero no pueden ser muy grandes ya que la cocción es a leña, ¡sólo a leña! y esta tiene un inconveniente, porque hay menos control de la ebullición de la fruta. Hay que estar atentos, por eso el trabajo es grande, pero con cariño.
Desde que comenzamos a hacer mermeladas, allá por los años 90 las hemos hecho a leña, mi marido iba al cerro a buscar. En los veranos yo lo acompaño; con calor cosechamos las moras de sus grandes matas, buscamos leña y nos preparamos con todo lo necesario para hacerlas. En los veranos, cuando lo acompaño, son unas vacaciones para mí, el caminar, la recolección, es parte de este trabajo, me relaja y la naturaleza me renueva para seguir.
Comenzamos haciendo dulce de membrillo y es lo que más cuesta hacer, a diferencia de las mermeladas, su cocción a leña es más compleja. El membrillo es más espeso que las otras frutas y si no se “rema” constantemente se pega o se quema. Cuando se cuece el membrillo yo lo saco altiro, así no queda tan oscuro. Con esa agua se hace jalea de membrillo, la que se vende de inmediato, por lo delicioso de su aporte y a las comidas.
El cobre es un elemento identitario de Chile, siendo muy utilizado en el periodo colonial. El cobre extraído del norte chico sirvió para generar artilugios que fueron despachando por todo el país. Con este metal se hacían alambiques, pailas, lámparas, candelabros, distintos objetos que estaban en las casas. Marcia mantiene la tradición en una tierra generosa del mineral que sustenta a muchas familias de la región para hacer sus dulces.
Crecí con mermeladas, tenemos dos pailas de cobre, como las que tenía mi mamá. Todas las mermeladas las hacemos en estas pailas y ese es parte de nuestros secretos. Cada una es para 8 kilos de pulpa aproximadamente. Pero no pueden ser muy grandes ya que la cocción es a leña, ¡sólo a leña! y esta tiene un inconveniente, porque hay menos control de la ebullición de la fruta. Hay que estar atentos, por eso el trabajo es grande, pero con cariño.
Desde que comenzamos a hacer mermeladas, allá por los años 90 las hemos hecho a leña, mi marido iba al cerro a buscar. En los veranos yo lo acompaño; con calor cosechamos las moras de sus grandes matas, buscamos leña y nos preparamos con todo lo necesario para hacerlas. En los veranos, cuando lo acompaño, son unas vacaciones para mí, el caminar, la recolección, es parte de este trabajo, me relaja y la naturaleza me renueva para seguir.
Comenzamos haciendo dulce de membrillo y es lo que más cuesta hacer, a diferencia de las mermeladas, su cocción a leña es más compleja. El membrillo es más espeso que las otras frutas y si no se “rema” constantemente se pega o se quema. Cuando se cuece el membrillo yo lo saco altiro, así no queda tan oscuro. Con esa agua se hace jalea de membrillo, la que se vende de inmediato, por lo delicioso de su aporte y a las comidas.
El cobre es un elemento identitario de Chile, siendo muy utilizado en el periodo colonial. El cobre extraído del norte chico sirvió para generar artilugios que fueron despachando por todo el país. Con este metal se hacían alambiques, pailas, lámparas, candelabros, distintos objetos que estaban en las casas. Marcia mantiene la tradición en una tierra generosa del mineral que sustenta a muchas familias de la región para hacer sus dulces.