La técnica del tejido posee una singularidad: debe ser perfecta. Si queda una imperfección, un pequeño detalle, como el urdido entolonado, la prenda quedará mal confeccionada, porque debe ser perfecta a nuestros ojos de tejedora. En la perfección está el prestigio, y eso es lo que buscan los clientes con nuestras prendas. En ello juegan un rol fundamental los colores, pues debemos matizarlos para que combinen y resulte una prenda elegante.
Se debe tener un buen telar, que sea firme, resistente, cuadradito, sin defectos. Para urdir se colocan los hilos en el telar. Un chamanto necesita sobre tres mil ochocientos hilos, dependiendo de la variedad de colores. Luego se entolona, donde se hacen las cruzadas de los hilos, uno de los pasos más importantes que hay que dar en el inicio del chamanto. Por ello la paciencia es clave: dos o tres pasadas pueden demorar alrededor de 10 minutos.
El chamanto posee un colorido especial, con decoraciones y motivos muy complejos de hacer, propios de la chilenidad; del Chile mestizo-criollo, como hojas de parra, espigas de trigo y copihues; todos símbolos patrios. Además, reflejan el paisaje doñihuano y su rica gama de colores y luminosidad. Esta prenda es una de la más valorizadas de Latinoamérica, ya que se trata de un textil fino, de excelencia, que puede tomar hasta seis meses en hacerse.
El chamanto es reversible, y esa es una de sus particularidades más destacadas. Verso y reverso reflejan la sinfonía que produce el telar. La parte oscura es para el día y su parte clara para la noche. Esta prenda la usa el huaso para lucir en ceremonias, fiestas y rodeos. Es parte de su masculinidad. Los mandan a hacer a sus tejedoras de confianza, a quienes saben que les entregarán un chamanto elegante y perfecto, y al mismo tiempo, único.
La técnica del tejido posee una singularidad: debe ser perfecta. Si queda una imperfección, un pequeño detalle, como el urdido entolonado, la prenda quedará mal confeccionada, porque debe ser perfecta a nuestros ojos de tejedora. En la perfección está el prestigio, y eso es lo que buscan los clientes con nuestras prendas. En ello juegan un rol fundamental los colores, pues debemos matizarlos para que combinen y resulte una prenda elegante.
Se debe tener un buen telar, que sea firme, resistente, cuadradito, sin defectos. Para urdir se colocan los hilos en el telar. Un chamanto necesita sobre tres mil ochocientos hilos, dependiendo de la variedad de colores. Luego se entolona, donde se hacen las cruzadas de los hilos, uno de los pasos más importantes que hay que dar en el inicio del chamanto. Por ello la paciencia es clave: dos o tres pasadas pueden demorar alrededor de 10 minutos.
El chamanto posee un colorido especial, con decoraciones y motivos muy complejos de hacer, propios de la chilenidad; del Chile mestizo-criollo, como hojas de parra, espigas de trigo y copihues; todos símbolos patrios. Además, reflejan el paisaje doñihuano y su rica gama de colores y luminosidad. Esta prenda es una de la más valorizadas de Latinoamérica, ya que se trata de un textil fino, de excelencia, que puede tomar hasta seis meses en hacerse.
El chamanto es reversible, y esa es una de sus particularidades más destacadas. Verso y reverso reflejan la sinfonía que produce el telar. La parte oscura es para el día y su parte clara para la noche. Esta prenda la usa el huaso para lucir en ceremonias, fiestas y rodeos. Es parte de su masculinidad. Los mandan a hacer a sus tejedoras de confianza, a quienes saben que les entregarán un chamanto elegante y perfecto, y al mismo tiempo, único.
La técnica del tejido posee una singularidad: debe ser perfecta. Si queda una imperfección, un pequeño detalle, como el urdido entolonado, la prenda quedará mal confeccionada, porque debe ser perfecta a nuestros ojos de tejedora. En la perfección está el prestigio, y eso es lo que buscan los clientes con nuestras prendas. En ello juegan un rol fundamental los colores, pues debemos matizarlos para que combinen y resulte una prenda elegante.
Se debe tener un buen telar, que sea firme, resistente, cuadradito, sin defectos. Para urdir se colocan los hilos en el telar. Un chamanto necesita sobre tres mil ochocientos hilos, dependiendo de la variedad de colores. Luego se entolona, donde se hacen las cruzadas de los hilos, uno de los pasos más importantes que hay que dar en el inicio del chamanto. Por ello la paciencia es clave: dos o tres pasadas pueden demorar alrededor de 10 minutos.
El chamanto posee un colorido especial, con decoraciones y motivos muy complejos de hacer, propios de la chilenidad; del Chile mestizo-criollo, como hojas de parra, espigas de trigo y copihues; todos símbolos patrios. Además, reflejan el paisaje doñihuano y su rica gama de colores y luminosidad. Esta prenda es una de la más valorizadas de Latinoamérica, ya que se trata de un textil fino, de excelencia, que puede tomar hasta seis meses en hacerse.
El chamanto es reversible, y esa es una de sus particularidades más destacadas. Verso y reverso reflejan la sinfonía que produce el telar. La parte oscura es para el día y su parte clara para la noche. Esta prenda la usa el huaso para lucir en ceremonias, fiestas y rodeos. Es parte de su masculinidad. Los mandan a hacer a sus tejedoras de confianza, a quienes saben que les entregarán un chamanto elegante y perfecto, y al mismo tiempo, único.